Antes de empezar a escribir y detallar la historia en este post voy a explicar un poco la forma mediante la cual he redactado las historias de mis anteriores post’s especialmente los que tiene que ver con las historias del parche cordillera.
Para comenzar me gusta que mis lectores se sientan identificados con lo que escribo, por lo cual trato de generalizar las situaciones, usando a veces un poco de sarcasmo y en sentido general haciendo que ustedes como lectores sean parte de mis historias, pero en el caso de la siguiente historia trataré de ser un poco más directo, porque esta historia va dirigida a 15 personajes los cuales vivimos una experiencia un poco traumática y como he dicho en mis anteriores post, gracias a Dios estamos aquí todos y podemos contar la historia, es así como comienza este post.
PARCHE CORDILLERA- CUANDO TODO PUEDE “MALIR SAL”
Después de haber tomado nuestras decisiones y cuando ya estábamos a punto de llegar a nuestro destino, el cual era Manizales, sucedió algo que sencillamente no esperábamos, un derrumbe por la única vía perfectamente transitable hacia nuestro destino, nosotros, gente de la costa pensamos que todo se iba a solucionar pronto, nos bajamos del bus, tomamos muchas fotos, caminábamos y pensábamos en el tiempo que se iba a demorar eso. Para mis perspectiva personal, siempre estuve muy asustado, aunque no siempre lo demostré, esperando noticias, impacientándonos, porque les digo que no hay nada mas incomodo en saber que tu destino esta a tan pocos kilómetros y no poder llegar y estar en una región montañosa en la cual ningún operador celular tiene suficiente recepción como para hacer una llamada. El desespero de muchos es natural y como también es natural tener opciones y planes. Es allí cuando tus habilidades de negociante salen y tu toque de liderazgo también, le preguntas al conductor la posibilidad de ir por otra vía y hay muchos “madrazos” cuando el conductor se niega a moverse y continuar por otro camino.
En ese momento piensas que la peor noticia de toda tu vida es saber que tienes que dormir una noche en un bus, te sientes terrible, no has comido, no has tomado suficiente agua, desde ya sientes los efectos de la deshidratación y es fácil para el conductor dormir en un bus, pero para ti que vives en una ciudad y todas tus historias de ciudad no se comparan a esa experiencia, es muy difícil. Pero no tienes otra opción. Pero saben que es peor que dormir en un bus, en un paramo y ser de la costa; claro que hay algo peor, pasar tu cumpleaños allá y es por eso que este post se lo dedico a mi amiga Maryi Arévalo que el día de su cumpleaños tuvo que pasar esa experiencia muchos de ustedes la conocen y puedo decir que ella hace parte importante de las historias de estos post que en su momento contaré.
Lo ven, como dije antes, “no hay nada tan malo que no pueda empeorar” tú crees que estas sufriendo con el frio que no te deja dormir, pero cuando te duermes, es peor, sueñas, deliras ves cosas que no pasan tienes miedo, mucho miedo, cierras los ojos y ves luces pasar y cuando los abres te das cuenta que es un delirio de la mente, no poder dormir es algo malo pero dormir a veces es peor, cuentas los minutos para que amanezca y muy dentro de ti odias a todas las personas que están durmiendo y te cuestionas una y otra vez este viaje.
Cuando luego vez un amanecer, solo quieres avanzar quieres llegar, y buscas buenas noticias, tienes optimismo pero las buenas noticias no siempre son lo que parecen y si tuviste una noche asquerosa, aun te falta mucho por vivir y sencillamente no sabes lo que te espera; no sabes lo que van a tener que vivir y no sabes todo lo que en algún momento puede “malir sal”
No hay comentarios:
Publicar un comentario